¿Cómo tener éxito y ser feliz? ¡Es más fácil de lo que crees!

¿Eres una persona ambiciosa, enfocada y trabajadora y estás dispuesto a darlo todo por conseguir la vida que deseas?

Parece que esta sea la fórmula del éxito, ¿verdad?. Debes enfocarte al 100% en conseguir tus objetivos. Si quieres tener éxito en la vida debes desearlo tanto como respirar. En la vida se deben hacer sacrificios. Debes, debes, debes…

Yo misma crecí en una familia donde se alababa el esfuerzo, la meritocracia y el convertirse en alguien de valía. Todo esto está genial, pero hay un pequeño daño colateral que se da en muchas personas que encajan en la descripción que he dado arriba.

Asociar tu valor personal a tu capacidad de conseguir objetivos y postergar tu felicidad y satisfacción personal hasta que hayas conseguido X resultados.

Esto de hecho se basa en la clásica fórmula del éxito y de la felicidad de que primero consigues ser exitoso, gracias a este éxito serás feliz. Pero, ¿y si la fórmula fuera a la inversa?

De hecho esto es exactamente a lo que apuntan varios estudios científicos sobre el éxito y la felicidad.

Ser feliz te ayuda más ser exitoso, que el ser exitoso a ser feliz.

La mayoría de nosotros vamos por la vida planteándonos metas con la presuposición de que conseguirlas va a mejorar nuestra experiencia de vida. Y, si bien la consecución de objetivos y metas te puede dar un buen chute de dopamina y serotonina estos no acostumbran a ser duraderos.

Las circunstancias externas, aunque pueden tener un impacto en tus niveles de bienestar en la vida, no la determinan. Y el asociar continuamente tus niveles de felicidad, bienestar y valor personal a aquello que eres capaz de conseguir genera insatisfacción, sin importar cuán buenas sean tus circunstancias.

Seguro que puedes pensar ahora en personas que conoces que tienen grandes cantidades de dinero, fama o estatus, pero que viven en la escasez, el estrés y la insatisfacción continuos. Si no conoces a nadie de tu entorno solo tienes que fijarte en personas famosas que van de plató en plató contando sus desgracias o entrando y saliendo de centros de rehabilitación.

De la misma forma estoy segura de que puedes pensar en personas que viven una vida mucho más simple y sencilla, pero que son realmente felices y están satisfechos con sus vidas. ¡Yo desde luego puedo pensar en muchas!

¿Entonces, el único camino es vivir una vida completamente Zen y dejar de tener objetivos?

No, en absoluto.

Plantearte objetivos y trabajar para conseguirlos sigue siendo una gran herramienta para mejorar tu calidad de vida.

El quid de la cuestión está en como te planteas esos objetivos y qué asocias a ellos.

Y eso es lo que marca toda la diferencia.

El problema está en la forma en la que nos planteamos objetivos generalmente aleja nuestro sentido de bienestar hacia el momento futuro en que consigamos estos objetivos, para luego volver a alejarlo otra vez.

Imagina que tienes una pelotita de estas que se le tira a los perros para que la persigan. Ahora imagina que coges esta pelotita y dices, okay tú vas a ser mi objetivo, y en ella envuelves tu felicidad, bienestar y sentido de valor personal. Entonces la lanzas hacia el futuro y enfocas toda tu energía en ir a buscarla para cuando la encuentres hacer exactamente lo mismo con un nuevo objetivo.

El caso  es que, sí, si vas consiguiendo estos objetivos irás obteniendo disparos de dopamina y pequeños oasis de bienestar, pero mientras sigas envolviendo esa pelotita con tu sentido de valía personal, felicidad y bienestar, seguirás sintiéndote insatisfecho la mayor parte del tiempo.

Es como comprometerte a dormir la mitad del tiempo que necesitas o a beber solo un vaso de agua al día hasta que consigas cierto objetivo.

Muchas de personas  utilizan la insatisfacción como forma de motivación. «No estoy aún donde quiero estar, tengo miedo de quedarme así con lo cual tengo que trabajar duro para salir de ahí». Y, está claro que puede funcionar.

No obstante, no te pone en la mejor de las condiciones.

Insatisfacción como motivación: El precio a Pagar.

Aunque la insatisfacción puede funcionar para motivarte a tomar acción, utilizarla de forma continua tiene diversos efectos adversos que es importante que tengas en cuenta.

En primer lugar el crear esta insatisfacción y sobre inflar la importancia del objetivo acostumbra a provocar miedo a no conseguirlo y con ello estrés y sobre enfoque hacia ese objetivo.

Más allá de los efectos del estrés en la salud este, es un estado que afecta negativamente tu toma de decisiones, capacidad cognitiva, creatividad y capacidad de detectar oportunidades. Para muchas personas acaba llevando a esa sensación de:

Obtengo muy pocos resultados para lo mucho que me esfuerzo.

No solo esto sino que como el objetivo se vuelve algo tan importante, es muy fácil que acabes sacrificando cosas que te importen más que la consecución de ese objetivo en sí.

¿Los sospechosos habituales? Tu salud, relaciones y valores personales.

Finalmente crea una sensación de falta, de necesidad (no tienes permiso para sentirte realmente feliz, satisfecho y suficiente ahora, ¿recuerdas?) y esto acostumbra a generar una energía negativa que repele aquello que anhelas crear.

Imagina que estas en una cita con alguien y percibes como esta persona necesita tu aprobación y necesita complacerte comparada con una persona que estará encantada de pasar un buen rato juntos y conocerte pero que se siente bien tal como está y no necesita tu aprobación para sentirse completo. El efecto es completamente diferente, ¿Verdad?

Pues si imaginártelo con tu objetivo te parece demasiado esotérico simplemente ten en cuenta que para conseguir la mayoría de objetivos la interacción con otras personas es necesaria y puede ofrecerte muchas oportunidades de progreso rápido hacia este.

¿Qué tipo de energía crees que hará que estén más interesadas en ti?

Oh, pero si no me motivo a través de la insatisfacción, ¿cómo me voy a motivar? ¿Y si pierdo la motivación?

¡Una pregunta muy lícita! De hecho este era uno de mis grandes bloqueos cuando vislumbraba esta nueva forma de vivir la vida.

Cuando empieces a devolver tu bienestar y satisfacción personal al presente en lugar de postergarlo indefinidamente, es posible que haya objetivos que antes te motivaban y que de repente dejan de parecerte tan atractivos.

Si es así, es muy posible que la motivación que tenías por ellos fuera absolutamente artificial.

En serio, si lo único que te lleva a hacer algo es crear una ilusión en ti de que esto te dará la felicidad o te hará sentir bien contigo mismo cuando ambas cosas puedes tenerlas en el momento presente….

¿Por qué demonios querrías invertirle energía?

Felicítate a ti mismo por haberte ahorrado varios años de invertir tu tiempo en un sin sentido (para acabar descubriendo que esto no era lo que esperabas) y date cuenta de que haber liberado esta energía te deja espacio para otras cosas que sí te inspiren en la vida.

Al final, se trata de empezar a motivarte por inspiración más que por desesperación.

Cuando empiezas a enfocarte en objetivos que te inspiran verás que el camino se vuelve mucho más disfrutable y que esto se convierte en una gran ventaja para conseguir aquello que deseas y hace de tu vida una aventura mucho más interesante.

Los objetivos, al final, acaban siendo algo que te inspira a recorrer el camino. Y la verdadera importancia vuelve al momento presente, a tu día a día, a cada paso del camino.

Porque es el conjunto de todos estos pasos lo que está creando tu vida.

¿Si hago esto, voy a ser feliz ya?

Hay muchas más cosas de las que dependen tu felicidad y bienestar. Son una habilidad que irás adquiriendo con el tiempo.

No obstante, el primer paso para empezar a crearla en tu vida es darte el permiso para sentirla.

Y este es el paso que te animo a dar a partir de ahora.

¿Cómo pongo todo esto en práctica?

Como dice Derek Silvers

Si más información fuera la respuesta, todos seríamos billonarios con abdominales perfectos.

Con lo cual, llegó mi momento favorito del artículo. ¡La hora de pasar a la acción!

Aquí encontrarás los 3 pasos más importantes a tener en cuenta para poner esto en práctica y podrás descargarte el entrenamiento mental gratuito donde te guío para ayudarte desapegarte de tus objetivos y devolver toda esa energía al momento presente.

  1. Date cuenta de que no estas en mejores condiciones de ser feliz ahora que cuando hayas conseguido tus objetivos. La felicidad es un estado de consciencia, no un derivado de tus condiciones externas.
  2. Recuérdate que disfrutar del camino y sentirte pleno ahora es uno de los mejores hacks de productividad que puedes aplicar para conseguir crear aquello que deseas en tu vida.
  3. ¡Rompe el viejo patrón mental! Cada vez que pienses en tus objetivos, ¿Hay algo que te genere miedo o estrés? Si es así, pregúntate ¿Qué emociones le estás asociando a este objetivo que no te estás dando permiso para experimentar ahora?

Si mantienes esto en cuenta verás como paso a paso te vas sintiendo mejor en el momento presente, tienes más energía y te encontrarás en un estado emocional en el que te será mucho más fácil conseguir aquello que deseas a la vez que disfrutas del camino.

Esas personas que admiramos que están creando cosas extraordinarias en sus vidas no acostumbran a pasarse sus días estresados, sintiendo que no llegan y que no son suficientes, sino que acostumbran a mantener la mayor parte de su energía en el momento presente, disfrutan de lo que hacen y dejan que su futuro les inspire para seguir avanzando.

Esto es lo que los hace extraordinarios.

Darte permiso para sentirte bien y pleno ahora, no solo te quitará estrés innecesario y te liberará de esa sensación de necesidad que tantas veces generamos cuando perseguimos un objetivo.

También te ayudará a estar mucho más presente, disfrutar del día a día y tener toda tu energía en el aquí y el ahora para poder crear la vida de tus sueños desde hoy mismo.

Experiméntalo por ti mismo para notar los resultados.

Eres perfecto tal y como eres ahora y no hay ningún motivo para postergar ninguna emoción útil y positiva que puedas sentir en este momento. La vida que deseas, empieza ahora.

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Nos vemos pronto,

Clara