Aunque crecí en una familia donde había un modelo de éxito muy establecido: estudiar mucho, esforzarse, destacar y escalar puestos en el mercado laboral, este era un modelo que nunca me acabó de convencer.

La imagen de altos ejecutivos con mucho dinero en el banco y una vida personal en bancarrota era definitivamente algo que no me encajaba para nada.

Aun así, empujada por el miedo al fracaso y el no saber que otra cosa hacer, acabé eligiendo estudiar dos carreras a la vez (Matemáticas y ADE) simplemente porque era lo más difícil que pude encontrar, tenía muchas salidas y muy poca gente hacía.

Sentí que era un error desde el mismo instante en que tomé la decisión.

Esto inició 6 años de muchas dudas, de conflicto constante entre lo que «sabía que tenía que hacer» y lo que «sentía que tenía que hacer», y de intensa indagación interior y aprendizaje.

Me di cuenta que nadie puede sustituirte a ti como creador de tu vida y que no hay otro atajo que desarrollar tu propia brújula interior y confianza en ti mismo si realmente quieres vivir una vida extraordinaria en tus propios términos.

En mi caso, no hubo otra que superar mi propio miedo al fracaso y a la incertidumbre y lanzarme a la piscina.

Y esta ha sido la mejor decisión que he tomado en mi vida.